Review: Unlimited Love de los Red Hot Chili Peppers

Cuatro viejos amigos se reencuentran después de casi 15 años y, como si nada hubiera pasado, siguen teniendo la misma química que en aquellos viejos tiempos; a eso suena Unlimited Love, el nuevo álbum de los Red Hot Chilli Peppers, que cuenta con la producción–una vez más- de la leyenda viviente Rick Rubin y con una reaparición que le da la mayor parte del sentido a este proyecto: la vuelta del guitarrista John Frusciante a la banda (cuya última aparición había sido en Stadium Arcadium en 2006).
 Con 17 canciones y una duración 72 minutos, promediando poco más 4 minutos por pista, Unlimited Love es definitivamente un disco extenso, pero éstas son magnitudes a las que la banda ya acostumbra históricamente a lo largo de su carrera.
 El disco comienza su largo viaje con “Black summer” que, además de ser el primer single publicado hace ya varios meses, es una de las canciones más poderosas e imponentes del disco. En “Here ever after” los toms de la batería de Chad Smith marcan un acelerado pulso en donde Anthony habla sobre una relación algo tóxica y Frusciante despliega parte de todo el potencial que nos va a mostrar a lo largo de –literalmente- todo el disco con excelentes solos de guitarra, algo también demostrado en “The great apes”. 
El funk se apodera definitivamente del álbum en “Aquatic mouth dance” con muchísimas referencias (musicales y líricas) a los RHCP de hace 20 años, con un estribillo bastante pegadizo y hermosos arreglos de vientos ejecutados por el propio Flea. En “Not the one” reina la calma, Frusciante logra con su guitarra un sonido que se asemeja al canto de ballenas y así, interpreta una melodía casi celestial que acompaña una lírica que habla sobre el amor y sus complejidades, tópico también tocado en “It’s only natural”. 
Llegamos a un punto alto del disco: “Poster child” arranca casi sin previo aviso a hacerte mover la cabeza con su groove, guitarras funk y un fraseo muy hiphopero y entretenido de Anthony donde nombra numerosas figuras históricas, ídolos e íconos artísticos dignos de póster de habitación. 
Nos subimos a la máquina del tiempo para volver a los sonidos que popularizaron a esta banda en “She’s a lover” con uno de los mejores coros del disco (que le da el nombre al álbum) y con muchísimo funk, así como también ocurre en “Whatchu thinkin”. 
En “These are the ways”, un verso calmo abre paso a un estribillo completamente enérgico, como si se tratase de una tormenta que se desata de un segundo a otro; Este recurso de cambios de ritmo y clima repentinos va a ser muy bien utilizado por la banda; “Veronica” y el experimental “Bastard of lights” son claros ejemplos. 
Un riff tan nostálgico como alegre se abre paso en “White braids & pillow chair” que, después de otro cambio de ritmo, culmina con un outro donde Kiedis nombra ciudades californianas que marcaron gran parte de su vida, para luego bajar un par de cambios con una de las pistas más tranquilas del disco, “Let ‘em cry”, en donde Flea nuevamente colabora con unos arreglos de vientos. 
“The heavy wing” presenta un verso con aires de esperanza y desemboca en un coro enteramente cantado por Frusciante. Tranquilamente pudo haber sido un gran broche de oro pero, en cambio, “Tangelo” termina cumpliendo esta tarea con una balada a guitarra limpia y una suave capa de sintetizadores acompañando una de las letras más profundas de Anthony en este disco.
Excelentes músicos de muchísima experiencia, muy bien conectados y respaldados por un productor de primerísima categoría es una fórmula casi perfecta. A pesar de que el disco de a ratos se vuelva algo denso y repetitivo, algo casi esperable por su larga duración, Unlimited Love lleva en su sangre el inconfundible ADN de la banda y, cuando las cosas salen muy bien, no hay por qué hacerlas de una forma diferente.
Los favs de la producción: “Aquatic mouth dance”, “Not the one”, “Poster child”, “She’s a lover” y “White braids & pillow chair”.
 
Escrito por Martín Sánchez (@tinchois).